domingo, 14 de abril de 2013

De los intereses de la deuda y el efecto expulsión

 
 
 
Hoy queremos hablarles sobre la cuestión de la ingente carga financiera que supone el pago de intereses y la amortización de capital principal de deuda soberana para el presupuesto de gastos del Estado español, situándose la cifra cercana al 20%. Es decir, que por cada 100 euros que ingresa el Estado por todos sus tributos (impuestos, tasas, contribuciones especiales) y otras fuentes de ingreso, se tienen que pagar 20 euros para subsanar estas partidas.
 
 
En mi opinión la situación está derivando en una situación crítica, no solo por los muy perversos efectos para la salida de la crisis, ya que al detraer estos importantes recursos no podremos financiar nuestro crecimiento. Y no solo eso, sino que afecta a otra cuestión más importante, la confianza.
 
 

 
Apuntamos a la confianza porque atenta directamente a la percepción social de los recortes, ya que los ciudadanos necesitan saber que los distintos tijeretazos y mermas a sus bolsillos tienen un sentido lógico, ya que tras la subida del IRPF y el IVA el pasado ejercicio fiscal, la reducción de innumerables presupuestos de partidas sensibles socialmente como sanidad, educación, pensiones y desempleo, deben tener un porqué.
 
 
Pues bien, lejos de tenerlo, con este tipo de circunstancias más bien estamos consiguiendo lo contrario, porque a la par que las circunstancias económicas de los españoles y españolas se deteriora día a día, dinamitamos ese excedente de ahorro con el pago de nuestra deuda y los intereses que devengan.
 
 
En dE-diario de un Economista siempre nos hemos manifestado a favor de que resulta muy conveniente abordar la cuestión de déficit sin flaquear, pero estamos llegando a un momento en el que no se aprecian resultados en la economía real, porque parece ser que cuanto más nos esforzamos y más recortes se practican, la situación empeora.
 
 
Tal vez el problema resida en dos esferas distintas, de un lado la escasa capacidad que tienen nuestros mandatarios de transmitir una imagen de sosiego que permita un restablecimiento de la confianza en lo que llamamos 'el mercado', y por otro lado, que los recortes practicados no se hayan realizado de una forma correcta, dejando vivir con su tradicional comodidad al superfluo gasto improductivo que supone mantener a una clase política y sindical que ha olvidado su responsabilidad social.
 

Equipo de redacción dE

Imagen | alancleaver

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