En los foros de economía, cuando se analizan los posibles 'modus operandi' para salir de la crisis, se perciben dos opiniones muy distintas, totalmente opuestas. Por un lado la receta estadounidense, de potenciación del gasto público y de una política monetaria 'blanda', con sucesivas inyecciones monetarias en la economía (recordar los planes CUE).
Y por otro lado, la versión alemana, con un estricto control del gasto público, y la promoción del crecimiento desde la perspectiva de unas finanzas públicas ordenadas y equilibradas.
Como pueden apreciar, estas dos formas son totalmente contradictorias, y por tanto sus efectos también son distintos.
Se dice que los economistas somos expertos en explicar el pasado en base a desenlaces definidos, y aunque es cierto que ninguna crisis es igual a otra, he de decir que a mi juicio, la vía de la austeridad es una opción muy delicada, máxime cuando no se acompaña de reformas estructurales en todos los sectores e impacto de la economía.
Aunque es cierto que en España se han tomado algunas decisiones importantes, como por ejemplo la reforma laboral, reforma de las administraciones, y otras tantas que están en proceso. La falta de dinamismo a la hora de proponer planes que incentiven el desarrollo económico, está ahogando a la propia economía, sobre la que pesa como una losa la creciente presión fiscal y la falta de inversión pública que impulse al sector privado.
En las primeras etapas de los estudios sobre economía, siempre se ha contado que una de las funciones del sector público es la de servir como 'contrapeso' respecto al ciclo económico, debiendo compensar la carestía de inversiones que se sucede en el sector privado en una coyuntura recesiva. Lo cierto es que este juego no se está dando, y creo que se está confundiendo austeridad con estancamiento económico.
Equipo de redacción dE
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