martes, 30 de octubre de 2012

La independencia catalana no tendría sentido económico



En las últimas semanas se está hablando largo y tendido sobre la crisis política que está sufriendo el Reino de España con la región de Cataluña, en la que el Gobierno regional parece haber tirado la toalla y culpa al Gobierno central de la grave situación de crisis por la que atraviesa, intentando la celebración de un referendum, en el que se invitaría a los ciudadanos de aquella región a posicionarse como favorables a la independencia de España o a permanecer bajo el lecho de la Constitución de 1978.
 
 
Teniendo en cuenta su vertiente económica, que es lo que nos ocupa en estas páginas, quisiera aportar unos argumentos para desechar esta opción como una solución a los problemas económicos por los que atraviesa Cataluña, y es más, justificar con algunas reflexiones el que si se tomara la decesión de escindirse del Estado español, su situación sería previsiblemente más ácida que la actual. Los argumentos son los siguientes:




1) Cataluña no podría integrarse dentro de la Unión Europea: porque como tal y se refleja en el propio Tratado de Roma (1957), dónde se refleja que toda aquella región que se escinda del Estado soberano en el que se integra quedaría totalmente fuera de la UE
 
 
2) Derivado de lo anterior, las empresas asentadas en cataluña debería satisfacer tasas y derechos arancelarios para vender sus productos dentro del mercado europeo, lo que tiene como consecuencia que sus productos serán menos competitivos en precio, caerá su producción y con ello el nivel de empleo. Dándose lugar una fuga de tejido empresarial, introduciéndose en una espiral de drenaje económico que la llevaría a una crisisis aún mayor
 
 
3) Según algunos estudios, se aproxima que su Producto Interior Bruto (PIB) podría caer del orden de entre el 23% y el 50% (más de 50.000 millones de euros), lo que agravaría elevaría su inestabilidad presupuestaria
 
 
4) Sería un agravante para su elevado endeudamiento, puesto que si dejase de pertenecer a la UE, también dejaría de ser miembro de la Eurozona, debiendo abandonar con ello la moneda única, oscilando hacia una moneda local mucho más débil y a la postre mucho más inestable, cuando el nominal de su deuda está indicado en euros, aumentando su coeficiente de endeudamiento en términos reales
 
 
5) Crisis social, si Cataluña estableciese un referendum y gobernase la opción de la independencia, muchos catalanes podrían sentirse desplazados y no representados, dando lugar a un conflicto interno y de incalculables dimensiones que no beneficiaría nada al consenso que se necesita para establecer unas sólidas bases de crecimiento económico
 
 
Como pueden comprobar, el escenario que se deriva del sí a la independencia en un potencial referendum no beneficia nada a Cataluña, que no puede caer en la trampa de un Gobierno obsesionado con el fin político que persigue, olvidando las consecuencias económicas tan paupérrimas que puede derivarse de una decisión de este tipo.
 
 
Equipo de redacción dE

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