En pleno debate sobre el poder que pueden llegar a acumular los mercados frente a los gobiernos y cómo los movimientos de aquellos pueden llegar a incidir en el devenir de las finanzas públicas de las economías, hoy queremos hacer un repaso del porqué de esta situación a través de la evolución en el tiempo de la gestión política de las finanzas públicas.
La administración de cualquier Estado, al igual que la de cualquier hogar, debe regirse por una disciplina presupuestaria: los gastos deben estar acotados en función de los ingresos. Y no hay más.
Sólo deberían admitirse a esta premisa dos excepciones al equilibrio presupuestario:
- Pequeñas desviaciones de las previsiones iniciales (en tanto en cuanto se trata de previsiones anuales que pueden finalmente diferir de los ingresos recaudados/del coste final de ejecución)
- Situaciones extraordinarias sobrevenidas sin previsión posible (emergencias, catástrofes o fenómenos naturales, etc) a pesar de que ya se presupuestan partidas destinadas a tal fin.
Ambas situaciones sólo deberían arrojar desequilibrios prespuestarios (déficit) muy moderados (<3%) y en todo caso, muy controlados bajo la emisión de deuda pública.
Pero a diferencia de lo expuesto, podemos apreciar en las estadísticas que ofrece la oficina estadística europea (Eurostat), como a lo largo de los últimos 10 años, ha habido países como España, Grecia, Italia o Portugal con importantes déficit presupuestarios. También Reino Unido, pero la incidencia actual sobre su economía es menor al estar bajo la libra esterlina, considerada un valor refugio, y al entender sus acreedores que su disciplina económica es mayor que la de otros países. En el enlace adjunto recomendamos cambiar los datos de la tabla a percentage of GDP para hacerla más gráfica.
Como ya les indicamos en el artículo Por qué es importante el control del gasto público lo más recurrente para financiar el déficit es la emisión de deuda pública, para lo cual es obligatoria la participación de los llamados mercados: inversores, tanto particulares como institucionales, que presten su dinero a los Estados bajo la promesa de devolverla con un vencimiento y unos intereses concretos. Este es el germen de los problemas de deuda actuales. No es lo mismo tener que amortizar o refinanciar capital de deudas bajas y sus intereses, que por contra, elevadas deudas con emisiones descontroladas que acaban por absorber una cantidad demasiado importante de los recursos presupuestarios anuales, tal y como les contamos en el artículo Cómo afecta el endeudamiento al crecimiento económico. La acumulación de endeudamiento público (igual que privado) llega a minar la capacidad de maniobra de cualquier economía (salvo la de EE.UU... de la que hablaremos en otro post).
No es difícil entender por qué el problema procede de la gestión política y no de los mercados, que a fin de cuentas son quienes apoyaron las necesidades económicas provocadas por desviaciones presupuestarias a cambio de un interés, y que es razonable que velen por poder recuperar sus capitales.
Mañana continuaremos con un segundo artículo sobre el tema donde abordaremos la importancia del modelo económico compatible con las finanzas nacionales para el crecimiento.
Equipo de redacción dE
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