La agenda de reformas del Gobierno de España sigue su curso, y tras la reforma laboral, del sistema educativo y la sanitaria, la agenda pasa por la restauración de la solvencia y operatividad del sistema financiero, que lastrado por los activos 'tóxicos' para los que se ha de encontrar una solución.
Si hablamos de la relación o razón entre el volumen de activos morosos sobre el total de la inversión crediticia, necesariamente tenemos que referirnos a Bankia. Una Entidad que está en el ojo del huracán y para la que se ha anticipado, según fuentes del Gobierno de España, que necesitaría entre 5.000 y 7.000 millones de euros para recapitalizarse.
Una decisión que ha forzado la salida de su Presidente, Rodrigo Rato, y que ha reabierto el debate sobre si el Estado debe anteponer la restauración del equilibrio del sistema financiero a otras políticas como la sanidad, la educación o las infraestructuras (viarias, equipamientos urbanos, telecomunicaciones, etcétera). Con un gran impacto social y que resulta difícil de justificar en estas circunstancias y que demanda acciones complementarias.
En mi opinión, la restauración de la normalidad en el sistema financiero es fundamental para sentar las bases del crecimiento. Pero lo que es inadmisible es que los gestores de las Entidades con problemas, que por cierto se han embolsado unos bonus e indemnizaciones por abandonar el cargo muy golosas, hayan pasado por encima del problema de puntillas sin responder a su mala gestión.
Tendremos que estar atentos estos días para apreciar cuál será la solución completa que proporcione el Gobierno de España a este asunto, una solución que adicionalmente al apoyo económico que estas necesitan, se tendría que impulsar el régimen sancionador de los gestores empresariales y bancarios que han llevado a estas empresas a la más severa ruina, para evitar que la restauración de la confianza en el sector pase necesariamente por el esfuerzo colectivo mediante la vía coercitiva.
Equipo de redacción dE
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