En los próximos días se hablará cada vez con más fuerza de la reforma financiera que queda. Aún con todas las actuaciones llevadas a cabo para la reordenación de la banca española, el Gobierno está ultimando una hoja de ruta definitiva para poder acabar de una vez por todas con los problemas de la banca española y tratar de reactivar el crédito. ¿Qué podemos esperar de esta reforma?
El quid de la cuestión parece estar centrado en cual es el saneamiento pendiente de los activos inmobiliarios de la banca. Las entidades han venido provisionando algunos de los activos de riesgo de sus balances durante los últimos años, pero las dotaciones actuales se antojan insuficientes para amortiguar y reflejar fielmente el deterioro que han sufrido sus balances a consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria.
La contracción del crédito en la que estamos sumidos desde hace ya casi 4 años, es la consecuencia de la difícil digestión que está teniendo la banca española de todos aquellos activos que mantiene vinculados al ladrillo.
La cuantificación de las provisiones adicionales que necesitaría la banca se está estimando en otros 50.000 millones de euros. Sin embargo, más que aportar cifras, habría que analizar qué activos son los que necesitan cobertura y legislar sobre ello. En este sentido, el problema se encuentra en que la banca está manteniendo vivos de forma artificial, y sin sanear, un elevado volumen de préstamos a promotores, via refinanciaciones. Entre ellos, se encuentran muchos créditos considerados técnicamente fallidos y cuya adjudicación es la única salida que tienen las entidades. La provisión de estos créditos debería alcanzar el 30% en 2 años, sin embargo, las entidades los mantienen vivos artificialmente refinanciando una y otra vez a pesar de que saben que no podrán pagar, para no tener que provisionarlos vía cuenta de resultados.
Por eso la salida en la reforma del sistema financiero debería pasar por obligar a provisionar todos los activos financiados "de riesgo" y no sólo los adjudicados. De lo contario los bancos seguirían manteniendo esa masa de crédito bloqueada y sin provisionar durante varios años, y lo único que haría sería contribuir al estancamiento del crédito para otras actividades.
Es importante destacar que pocas entidades podrían actualmente provisionar todos los activos vinculados al ladrillo (tanto los financiados como los adjudicados) sin caer en la bancarrota. El papel de las fusiones y absorciones en este punto se antoja necesario así como las ayudas del Estado directas (inyecciones) o indirectas (avales) para refinanciar la banca. El Gobierno se ha propuesto reducir el mapa financiero de España para dejarlo en unas 10 entidades. Más vale solas que mal acompañadas. Todo sea porque las que estén sean solventes y reactiven el crédito, como pilar fundamental para que se recupere la economía.
Equipo de redacción dE
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A ver si de una vez por todas sirve para reactivar el crédito. Si no, no estamos haciendo nada.
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