La propuesta del gobierno heleno de Yorgos Papandreu de someter a referendum popular en diciembre la posibilidad de rechazar el último plan de ajuste de la troika (UE-BCE-FMI) ha puesto nervioso a todo el mundo, empezando por los mercados. La UE no aceptaría una renegociación del plan de ajuste y la incertidumbre sobre su ejecución le ha llevado a bloquearle el sexto tramo de ayudas de 8.000 millones de euros que, correspondientes con el primer rescate de mayo de 2010, fue aprobado el pasado 21 de octubre. Pero, ¿cómo podría afectar a nuestra economía?
Evidentemente un "NO" en referendum griego al plan de ajuste, implicaría la quiebra (default) o impago de su deuda y su salida del euro. Principalmente son los bancos alemanes y franceses los más directamente implicados, ya que cuentan en sus balances con las mayores partidas de deuda griega. Y si una quita del 50% de la deuda, tal y como estaba prevista, ya hacía suponer una reestructuración importante para la banca afectada, una pérdida del 100% pondría en graves apuros a los principales bancos europeos y por sistema, a sus economías.
Nuestro país, y en mayor medida Italia, están en el punto de mira de los mercados ante las reacciones que un default de Grecia pudiese suponer. Las primas de riesgo de las deudas española e italiana han aumentado en estas últimas sesiones pero un incremento exponencial de las mismas llevaría inevitablemente a estas economías a necesitar ayudas directas de la UE con los consiguientes ajustes adicionales. Algunos economistas consideran que, de producirse una quiebra incontrolada de Grecia y su salida del euro, España debería acometer medidas de ajuste para recibir ayudas y mantenerse en el euro con recortes tan o más severos que los adoptadas por el gobierno de Zapatero en mayo de 2010.
Ante todo, es preciso señalar que el anuncio del gobiero heleno de convocar el citado referendum puede que se trate únicamente de una amenaza para presionar a la UE. Un pulso entre Papandreu y los principales líderes europeos ( Nicolas Sarkozy y Angela Merkel) para conseguir ayudas para Grecia en condiciones más livianas o por qué no, una quita mayor al 50% de su deuda. La competitividad que pueda adquirir la economía helena ante una hipotética salida del euro (y su vuelta al dracma) al devaluar su moneda, probablemente ni siquiera serviría para mejorar unas condiciones económicas y sociales que de cualquier modo requerirían de nuevos ajustes y una profunda reestructuración.
Equipo de redacción dE
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