sábado, 8 de octubre de 2011

Largo invierno para las Cajas de Ahorros


El pasado 30 de septiembre, el BdE con Miguel Ángel Fernández Ordoñez a la cabeza nos presentaba el balance del proceso de recapitalización del sistema financiero previsto en el Real Decreto Ley 2/2011.

Dicho RDL, siguiendo criterios europeos (Basilea III), insta a todas las entidades financieras a contar con un nivel de capital principal (core capital) de al menos el 8%, siendo más restrictivo (al menos el 10%) con aquellas entidades que no cuenten con inversores privados que sumen un mínimo del 20% del capital o los derechos de voto y que no cuenten con un porcentaje de financiación mayorista sobre el total asimismo superior al 20%.
Esta legislación fija el punto de mira especialmente en las cajas de ahorro ya que son escasas las que alcanzarían por sí mismas el nivel de core capital exigido.
Las cajas de ahorros, a diferencia de bancos y cooperativas de crédito, son entidades de carácter social y naturaleza fundacional. No son propiedad de accionistas o socios cooperativistas que puedan comprar o vender capital de forma privada o formar grupos de propietarios dominantes. Las Cajas tienen sus propios órganos rectores en el Consejo de Administración y especialmente en la Asamblea donde se pone de relieve su naturaleza social con representación de:
  • Impositores
  • Corporaciones Municipales
  • Comunidades Autónomas
  • Empleados (representación sindical)
  • Entidades fundadoras
  • Otros colectivos
La decadencia de las Cajas comenzó promovida por su propia naturaleza jurídica y la pluralidad de representación comentada, que durante años han designado innumerables puestos directivos políticos promovidos por los gobiernos autonómicos y locales de turno u otros grupos de interés (sindicatos). Directivos elegidos a dedo que por supuesto no contaban con los niveles de formación, profesionalidad, capacitación e independencia que un puesto de ese calado requiere, y que no han escatimado en aprovechar su posición para favorecer políticamente inversiones millonarias y presencia en numersos proyectos inviables donde el despilfarro y el oportunismo político ha primado sobre el análisis financiero de las operaciones, con consecuencias desastrosas para la salud de las Cajas de Ahorro.

En medio de la mayor crisis financiera en décadas, ante la necesidad de recapitalizar el sector financiero en España, es de entender que el Banco de España fuerce la desaparición de este modelo financiero, impulsándolo hacia el modelo bancario privado. De lo contrario, si son necesarios inversores nacionales o internacionales, ¿cómo les convencería Elena Salgado para que inviertan su dinero en una entidad (Caja de Ahorros) en la que NO van a ser propietarios ni de mucho ni de poco (de nada) y en la que los políticos del signo de turno inciden en su rumbo?
Una estructura bancaria privada simplifica este proceso y se entiende en todos los idiomas: nosotros invertimos, tenemos la mayoría y decidimos o dejamos decidir a los mejores profesionales que nuestro Consejo proponga.

Por todo ello, desde el Ministerio de Economía y el BdE, via RDL 2/2011 se está instando a las Cajas de Ahorro a estar total o parcialmente en manos privadas, ya sea a través de su salida a bolsa (Bankia o Banca Cívica) a través de acuerdos de integración o por medio de Sistemas Integrales de Protección (SIP) con mediación del FROB para colaborar en la reestructuración financiera de las entidades más débiles.

Equipo de redacción dE

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