Una imagen vale más que mil palabras. La foto de portada de este artículo nos ilustra perfectamente una situación muy cotidiana que hemos presenciado en muchas de nuestras carreteras. Recortar un talud de tierra se asimila al recorte presupuestario tanto político como empresarial que quieren aplicar gobernantes y directivos: si metes la maquinaria pesada por abajo, el riesgo de que se desplome la columna de tierra sobre ti es muy elevado. Lo correcto es empezar recortando por arriba hasta llegar a asentar el terreno en la base.
No se trata de un tema menor cuando la conflictividad laboral y social están a flor de piel. Aquí podríamos diferenciar entre propuestas empresariales y políticas:
AJUSTES EMPRESARIALES
Plantear recortes entre plantillas "mileuristas" para ahorrar en gastos de personal cuando los mandos directivos superan en ocasiones en más de 15 veces el salario del empleado peor retribuido, parece cuanto menos escandaloso. Desde el punto de vista moral o ético desde luego que sí, pero jurídicamente debería avanzarse en legislar acerca de temas de transparencia en la empresa privada de forma que un inversor o un consumidor pudieran realmente conocer: en qué condiciones laborales y medioambientales se produce en la empresa , a base de qué se obtiene beneficio y como revierte éste en la sociedad.
AJUSTES POLÍTICOS
Extrapolando el caso anterior a la política nos encontramos con una situación similar: Una estructura administrativa desorbitada que se extiende como una tela de araña de gastos superfluos y racionalizables. entes locales, diputaciones, autonomías y gobierno central. Todos acompañados de innumerables consejeros, asesores, jefes de gabinete, vehículos oficiales, comidas, etc, etc. ¿Y siguen pidiendo esfuerzos a los contribuyentes de a pie? Si no adelgaza la administración pública seguirá habiendo menos comida para el resto.
Tal y como empezamos explicando en este artículo, debería comenzarse a recortar nuestro simbólico talud de arriba a abajo.
¿Qué le vas a pedir a una persona que pueda sentirse afortunada por trabajar actualmente y ganar 800 o 1.000 euros? ¿Que gane menos y apenas pueda mantener a su familia mientras la empresa sigue obteniendo cuantiosos beneficios?En una economía de mercado sólo la imposición de una ley de transparencia empresarial podría poner coto, vía información plena a consumidores e inversores, a los abusos laborales. En política la cosa tiene peor solución.
Equipo de redacción dE
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