Elevar los ingresos cuanto antes. Esa parece la premisa de un Gobierno, el de España, que ve cómo las medidas de ajuste fiscal (aumento de impuestos y contención de gastos) aprobadas no son suficientes para contener un déficit público desbocado. El nivel en que se ha situado la prima de riesgo en las últimas semanas (lunes y martes de esta semana cerró nada más y nada menos que por encima de los 500 puntos básicos) está poniendo demasiado cuesta arriba el coste de financiación de la deuda española.
Entre las empresas más codiciadas por los inversores y que podrían salir a la venta en el mercado (al menos parcialmente) encontramos AENA, Loterías y Apuestas del Estado o RENFE. Además, entre los planes del Gobierno estaría desinvertir la participación que mantiene Estado en otras empresas como IAG (fusión de Iberia y British Airways) o Red Eléctrica Española.
La privatización parcial de Loterías y Apuestas del Estado y la salida a bolsa de un 30% de esta, estaba prevista para octubre del año pasado. Asimismo se habían abierto las puertas a la privatización del 49% de AENA a través de la constitución de una nueva sociedad mercantil que diese entrada a capital privado en el mes de febrero de este año. Sin embargo, en ambos casos las condiciones del mercado no garantizaban unos ingresos mínimos que reflejaran el valor de estas empresas, lo que en la práctica supondría "malvender" aquellas participaciones. El ejecutivo paralizó la salida a bolsa de Loterías y congeló los concursos de licitación de los aeropuertos de Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat.
Ahora vuelven a ponerse sobre la mesa estas opciones. Pero el problema sigue siendo el mismo: las condiciones del mercado son igual de malas que entonces. Cabría plantearse si merece la pena vender parte de las joyas de la corona del Estado Español en un mercado tan bajista. Se esperaría ingresar unos 30.000 millones de euros, pero lo cierto es que hay que barajar si compensa sacrificar los ingresos anuales tan suculentos que ofrecen estas empresas para aliviar sólo en parte el problema de la deuda pública. En otro escenario macroeconómico, estas privatizaciones por lo menos le darían mayores alegrías al Estado, comparables en su día con las de Telefónica, Repsol o Endesa, entre otras.
Equipo de redacción dE
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