Esta semana hemos asistido a la expoliación de la filial de la petrolera española Repsol, YPF, por parte del Gobierno de la presidente de Argentina, Cristina Fernández de Kischner. Un acontecimiento, que puede derivar en un proceso de proteccionismo energético, respecto al que a muchos países productores como el país andino pueden estar interesados, y en el que las multinacionales de otros sectores tampoco son ajenas.
La decisión de Kischner, además de resultar precipitada, aventura e ilegal (viola la propiedad privada), afectará negativamente a la Inversión Extranjera Directa (IED), que por la incertidumbre que genera el deterioro de los flujos de retorno de las inversiones, inducirá a un retroceso de la internacionalización de las empresas como motor del desarrollo económico.
En esta ocasión, Argentina ha tomado una decisión de un gran calado económico, pero, ¿por qué la ha tomado? Al margen de las especulaciones y las diversas opiniones que pueda suscitar, las causas del proceso son:
- Ambición política y económica: Argentina apenas cuenta con empresas que cuenten con una posición relevante a nivel global. Por lo que esta expropiación se presenta como una alternativa de crecimiento inorgánico muy poco lícita
- Infravaloración de los recursos nacionales: el país sudamericano hasta hace relativamente poco tiempo ha sido una 'perla' prácticamente por descubrir. Que se ha beneficiado de las inversiones de terceros países, como España. Unas inversiones que desde antaño han sido muy bien valoradas, pero que tras el descubrimiento del yacimiento de Vaca muerta en el mes de mayo del pasado año, ha supuesto un punto de inflexión
- Déficit energético: a pesar de ser un país que cuenta con una gran cantidad de recursos naturales, su deficiente gestión en el tiempo, ha dejado la explotación en manos de empresas extranjeras, como es el caso de Repsol. En consecuencia, y como desesperado plan de choque, optan por apropiarse de las empresas que basan su lucro en la extracción de los mismo
En resumidas cuentas, Argentina ha optado por el corto plazo, y al más fiel estilo de Friedrich Wilhelm Nietzsche con la bandera de que 'el fin justifica los medios', han atentado contra los pilares de las relaciones económica, haciendo justo lo contrario de lo que se dicen en los manuales para promover un sector exterior fuerte.
Equipo de redacción dE
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