lunes, 20 de febrero de 2012

China y la nueva hegemonía económica (I)


Ni el mismísimo Mao Zedong, cuando al frente del partido comunista de China proclamó en 1949 la República Popular de China, habría soñado jamás con el peso y la influencia mundial que alcanzaría su país en el siglo XXI.
Con más de 1.340 millones de habitantes, China ha llegado a posicionarse como la segunda economía del mundo y ya se encuentra amenazando, como reto para los próximos años, el trono del todopoderoso USA.

En dos artículos durante esta semana, queremos mostrarle, por un lado, algunos de los hitos económicos mundiales desde la segunda mitad del siglo XX que han coadyuvado al ensalzamiento de la economía China y, por otro lado, algunas características del modelo económico y cultural de China que los está convirtiendo en un país implacable en su expansión económica.


El Sistema Monetario Internacional (SMI) nacido de los acuerdos de Bretton Woods en 1944 trataría de alcanzar el afianzamiento de las transacciones comerciales y la estabilidad monetaria internacional, obligando a los países firmantes a mantener el equilibrio estructural en las balanzas de pagos. Todo ello bajo el marco del patrón oro y de una relación de convertibilidad fija entre esta materia prima y el dólar, fijando el resto de países sus monedas en relación a la americana con una banda máxima de fluctuación. Los déficits en la balanza de pagos sólo podían ser temporales y debían ser corregidos con cargo a reservas o a través de financiación del FMI, creado al efecto.

Al ser el dólar la divisa de referencia mundial acordada en Bretton Woods, USA jugaba con la ventaja sobre el resto del mundo de poder ser el único país que podía permitirse pagar sus déficits comerciales imprimiendo más dinero y enviándoselo a sus acreedores. Sin embargo, el envío al exterior de millones de dólares para financiar la guerra de Vietnam, así como la financiación del déficit comercial que por primera vez empezada a experimentar USA, motivaron que algunos países (especialmente Francia) sintieran esa sobrevaloración de la oferta monetaria del dólar e insistieran en canjeárselos por oro según la conversión acordada en Bretton Woods. Fue entonces cuando la gran contracción de las reservas de oro que estaba experimentando USA llevó a Richard Nixon a decretar unilateralmente en 1971 la inconvertibilidad del dólar en oro y devaluar el dólar para corregir el desequilibrio comercial.

Bajo el asesoramiento de Milton Friedman, el dólar dejaba de ser el "centro gravitacional" del SMI salido de los acuerdos de Bretton Woods y con la eliminación de la convertibilidad del dólar en oro, la divisa empezó a fluctuar libremente y a cotizar respaldada esta vez por el gobierno de los Estados Unidos en lugar de por oro, como locomotora económica mundial.

El final de los acuerdos de Bretton Woods, rompiendo los equilibrios estructurales del comercio (balanza de pagos) que imponía el patrón oro, llevó al incremento del crédito en dólares y a incrementar exponencialmente la financiación de las importaciones procedentes de Asia, con graves consecuencias para la industria norteamericana. Con la imprenta de dólares en marcha, desde los años 70´s los Estados Unidos comenzaron a importar productos asiáticos. El desequilibrio estructural de Estados Unidos se agudizaba cada vez más y Asia comenzaba a convertirse en una gran fábrica. La globalización de los años 80´s llevó a la desindustrialización en USA (con la consiguiente destrucción de empleo) y la instalación de empresas en China, buscando mano de obra barata y condiciones de producción más competitivas vía precios. El hundimiento de la industria estadounidense se camuflaba con un fácil acceso al crédito que disimulaba el estancamiento y estimulaba el consumo desmesurado y las importaciones de productos procedentes de Asia (lo que hundía aún más a la industria americana). El ritmo de crecimiento económico que experimentaban los Estados Unidos al compás del crédito y el consumo, estaban ocultando los graves desequilibrios de su economía en favor de Asia.

Pero con la crisis financiera internacional, desatada precisamente en los Estados Unidos en el verano de 2007, el crédito se ha terminado. Además ahora la industria ahora está manos de China, y no es nada fácil dada la estructura de costes de la industria China, rehacer las desinversiones norteamericanas de la globalización para volver a generar empleo y riqueza en USA.

Por último, las reservas que ha ido atesorando China durante las últimas décadas por la exportación de su producción, hace que tenga un poder importante. La compra masiva de bonos del gobierno norteamericano (al igual que de otros países europeos) les da un poder de negociación bajo la amenaza de venta de títulos, que tirarían al alza del tipo de interés necesario para la colocación de deuda soberana, con negativas consecuencias para las cuentas públicas al obligar a los países a destinar una mayor partida de gasto al pago de intereses de la deuda.
Otra cuestión es que no le interese actualmente a China, que tiene anclado el Yuan nominalmente al dólar, ya que un incremento en el tipo de interés del billete verde le llevaría a la apreciación de ambas monedas, lo que va en contra de sus intereses comerciales.

Mañana les explicaremos las características económicas y culturales del modelo de expansión económico de China a nivel mundial.

Equipo de redacción dE




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