domingo, 25 de diciembre de 2011

¿Cómo introducir la eficiencia en el sector público?


Cómo ya hemos analizado en estas páginas, el nuevo gobierno ha de abordar gran cantidad de reformas para transformar nuestra economía, para conseguir, entre otras cuestiones, que sea más competitiva. A consecuencia del adjetivo 'público' no quiere decir que sea una empresa imposible, sino más bien, el sector público brinda una poderosa herramienta para aumentar la competitividad de la economía.

Partiendo de la base de que el Estado ha de prestar ciertos servicios, las reformas han de abordar este mismo fin. Para ello, me cuestiono las siguientes preguntas:


  1. ¿Se prestan los servicios públicos con una calidad aceptable?
  2. ¿Es adecuada la dimensión de los recursos?
  3. ¿Se hace al menor coste?
Adentrándonos en estas cuestiones, tenemos que señalar:

  1. ¿Se prestan los servicios públicos con una calidad aceptable?
España es uno de los miembros de la OCDE que cuenta con una mayor cantidad de servicios públicos al servicio de la población, destacando en aspectos como el sanitario, que nos ha llevado hasta las primeras posiciones a nivel mundial en cuanto a longevidad.

Pero que por otro lado, contamos con una educación básica e intermedia con resultados muy mejorables, buena muestra de ello son los resultados de las distintas pruebas y comparativas que se han confeccionado a nivel mundial. Por suerte, en lo que respecta a información especializada estamos bien posicionados al contar con tres Escuelas de Negocios entres las 22 primeras, destacando el quinto lugar del ránking mundial del IESE Business School.

Por tanto, la educación posee un amplio margen de mejora, teniendo en cuenta su importancia para el desarrollo y el crecimiento de la economía de un país. Aspecto que se ha consolidado como 'clave' para la Nueva Economía, y el emprendimiento de actividades con un alto valor añadido.

     2. ¿Es adecuada la dimensión de los recursos?

La provisión de bienes y servicios públicos ha incidido notablemente en la evolución de la presión fiscal en las dos últimas décadas, que han tenido que incrementarse para la consecución de mayores cotas de bienestar y protección social. Ahora el debate se centra en si la gestión de los servicios públicos es la adecuada, a la par de si el dimensionamiento que se ha logrado es el adecuado.

Aunque en concreto, el mayor desafío al que nos enfrentaremos es si los recursos financieros, que capta el estado vía coercitiva, se gestionan adecuadamente para el desempeño de los fines que se le presumen. Atacar esta cuestión es una cuestión compleja, puesto que resulta muy complicado evaluar desde el punto de vista financiero a Entes que no siguen criterios de mercado ni de rentabilidad.

Adicionalmente, es necesario que se revise el desempeño del personal de la administración, que al carecer de incentivos para aumentar su eficacia en la gestión, tienta a muchos de ellos a ser menos productivos, lo que conlleva un funcionamiento ineficiente de la Administración del Estado.

3. ¿Se hace al menor coste?

El coste de los servicios públicos se ha ido incrementando al calor del crecimiento del Estado del Bienestar, unos servicios gestionados por burócratas que tienden de forma natural a gastar más, porque no olvidemos que el poder de estos evoluciona ligado al presupuesto que gestionan, lo que les impide en muchas ocasiones asignar los recursos públicos a los fines menos necesarios.

Por otro lado, dentro de la administración coexisten empleados que perciben un bajo salario (la mayoría) con otros que perciben grandes retribuciones y que en muchos de los casos no realizan una labor productiva, por el simple hecho de simpatizar con un partido político de mayoría de representación en la circunscripción administrativa correspondiente.

En conclusión, se ha de hacer un ejercicio para determinar si el tamaño, la calidad o el coste de los servicios públicos son los adecuados, introduciendo las medidas necesarias para promover una gestión financiera eficiente, y que al mismo tiempo posicionen a España en un lugar privilegiado, o al menos junto a países de nuestro marco de comparación: Alemania, Francia, Austria o Inglaterra.

Equipo de redacción dE

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