lunes, 3 de octubre de 2011

¿Por qué bajando los impuestos podemos eliminar el déficit y el desempleo?


En los últimos días se está debatiendo largo y tendido sobre la necesidad de no gravar más el consumo y reducir la imposición a las pequeñas y medianas empresas, como los ingredientes necesarios para que el consumo, la producción y por extensión el empleo, vuelvan a ponerse en marcha en la esquilmada economía española.

Estas medidas que ya cuentan con la negativa del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Comisión Europea (CE), la convierten una empresa difícil de llevar a cabo, máxime cuando nuestra economía es una de las que más de cerca siguen los mercados y el margen para equivocarse se agota por momentos.


La actual coyuntura socioeconómica, con independencia de si se produce el giro político dentro de cincuenta días,  con una situación en la que se está poniendo en tela de juicio el mantenimiento del propio Estado del Bienestar, se ha de actuar con contundencia y eficacia, puesto que los recursos y la paciencia cada vez son menores, y porque la presión de los mercados es constante.

Por ello, quiero justificar como la visión al respecto de estos organismos económicos es desacertada, puesto que basan su visión en un objetivo de corto plazo, cegados por el afán por lograr el equilibrio presupuestario, y olvidando que la recuperación de la economía pasa por un aumento del pulso de la misma, es decir, con una mayor demanda privada, con menores trabas e impedimentos burocráticos, en definitiva, con un aumento de las transacciones en la economía real.

En mi opinión, esta decisión colegiada peca de cortoplacista, puesto que se queda en el propio objetivo de equilibrio presupuestario y no ve más allá. De tal modo que veo mucho más razonable y eficaz una rebaja en el gravamen de algunas figuras tributarias como por ejemplo IVA y sociedades.
Pensemos en que los productos  y servicios son más baratos al gravarse menos, y que las empresas no tienen que pagar tantos impuestos por sus beneficios. Pues bien, los agentes de la economía consumirían más, las empresas producirían más, contratarían más personal,  y aumentaría la base tributaria al existir más actividad económica, recaudándose mucho más. De tal modo que con una rebaja de impuestos, podríamos conseguir el doble objetivo que necesitamos, reducir la tasa de paro y alcanzar el equilibrio presupuestario.
En conclusión, me da la sensación de que los agentes económicos y sociales actúan con una visión demasiado cortoplacista, que no les deja ver más allá que el déficit y los recortes, olvidando que la economía es un todo que necesita engranarse para que vuelva a conseguir de nuevo cotas positivas en la producción nacional a la par que reactivar el maltrecho mercado de trabajo.
Equipo de redacción dE

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