La próxima semana tomará posesión del gobierno de la nación el partido vencedor en las pasadas elecciones generales del 20 de noviembre, un grupo político que asume la responsabilidad de enderezar a una España sumida en una grave crisis, y en la que hay que abordar dos grandes problemas de orden macroeconómico:
- La elevada tasa de paro que ya supera el 20% de la población activa, prestando una especial atención a la tasa de paro juvenil que supera a su vez el umbral del 40%
- El grave desequilibrio presupuestario de las cuentas públicas para cumplir con Europa y con los mercados
A pesar de que llevamos algo más de cuatro años de crisis, no hemos cambiado nuestro modelo económico, y es más, aún son muchos los que esperan que cuando quiera que la economía se reactive, tiren de la producción nacional y el empleo los mismos sectores que nos posibilitaron alcanzar sustanciosas tasas de crecimiento en el pasado. Cosa que no se va a producir, porque ni la construcción va a volver a los niveles de actividad de hace unos años, ni tampoco conseguiremos salir de este embrollo si no somos capaces de ofrecer al mercado algo distinto de lo que veníamos ofreciendo tiempo atrás, es decir, necesitamos innovar en un nuevo modelo de producción que nos permita la generación de empleo y riqueza a largo plazo.
Realmente esta es la tarea más complicada, porque hasta ahora no se ha hecho otra cosa que tratar de minimizar el impacto social de las consecuencias de la crisis potenciando los estabilizadores automáticos (subsidios por desempleo, defensa de los servicios públicos, y aumento de la progresión fiscal, tratando de gravar a los que perciben mayores ingresos o disfrutan de un mayor capital, con figuras tributarias como la reactivación del impuesto sobre el Patrimonio).
Ahora lo que toca es reflexionar sobre qué tipo de sociedad y economía queremos brindar a las generaciones futuras, y sobre cuáles serán aquellas actividades que nos permitan crecer y alcanzar unas cotas de ocupación aceptables. Lo que se traduce en no pensar tanto en el corto plazo, y abordar compromisos que nos permitan una reforma estructural de nuestra economía, siendo el único camino para superar la grave crisis que padecemos, y en el que necesitamos al mismo tiempo poner en valor acciones como la innovación, el conocimiento y la generación de valor añadido.
Equipo de redacción dE
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Ahora nos toca realmente efectuar el ajuste económico, pero tengo mis dudas sobre cómo se puede aumentar el empleo en la economía española cuando solamente se habla de recortar (administración del Estado, inversión pública, intervención del Estado en las finanzas...). Particularmente, creo que la austeridad por si sola no es la solución, ¿es posible que el gobierno de España introduczca medidas de disciplina presupuestaria sin la presión de los mercados?
ResponderEliminarYa llevamos un mes con el nuevo gobierno y todavía no se ha introducido ni una sola medida para mejorar la competitividad, solo más recortes que se traducen en más paro, más pobreza y menos inversión.
ResponderEliminarLo que necesita la economía española son una auténticas medidas para promover este tipo de políticas.